La pandemia causada por el COVID-19 ha profundizado las desigualdades preexistentes. Las juventudes han sido particularmente afectadas en diferentes dimensiones: educativa, social, emocional, laboral y recreativa. A su vez, para las personas jóvenes que han perdido el cuidado familiar o están en riesgo de perderlo la crisis se suma como un desafío adicional en el proceso de alcanzar la autonomía una vez que egresan del sistema de protección.
El camino hacia la autonomía, que incluye la búsqueda de un trabajo decente, es un reto que muchas de estas personas jóvenes emprenden en condiciones de desigualdad y con redes de apoyo reducidas. Además, suelen sentirse presionadas a egresar del sistema de protección al alcanzar determinada edad, sin tomar en cuenta si lograron la autonomía psicológica, si cuentan con las condiciones materiales para una vida de calidad o si tienen definidos sus planes de vida y carrera.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), antes del inicio de la pandemia se estimaba que en América Latina y el Caribe, el desempleo juvenil en 2020 sería de 18%, el doble de la tasa general y tres veces más alta que la tasa de personas adultas[1]. Lo cual se complejiza si se considera la tasa de informalidad para jóvenes, que en años anteriores ha sido reportada en 62.4%[2]. En enero 2021, la OIT reporta que la crisis ha disminuido un 8,7% la ocupación de jóvenes, 5% mayor que el porcentaje de personas adultas y ha afectado su inclusión al mercado laboral[3]. Por su parte, en mayo 2020, la UNESCO calculó que en América Latina y el Caribe 160 millones de niños, niñas, adolescentes y jóvenes dejaron de asistir a centros educativos y que la crisis ha exacerbado las brechas digitales, ya que muchos están en desventaja ante las modalidades virtuales, al no contar con dispositivos adecuados ni conectividad[4].
«Lo que más me preocupa es mi educación, porque no es lo mismo tomar clases en línea que presenciales, las dudas a veces no se resuelven, la atención de los profesores deja mucho que desear y si no cuentas con un buen equipo y acceso a internet, todo se limita aún más» (José, 21 años, Colombia).
En el caso particular de las personas jóvenes participantes de los programas de Aldeas Infantiles SOS en América Latina y el Caribe, han visto afectadas sus relaciones de pareja, amistad, familiares y profesionales, lo que ha repercutido en su salud mental y afectiva. Muchos han sufrido despidos, perdido sus viviendas o la calidad de su educación ha desmejorado. El limitado acceso a la tecnología les ha generado dificultades para incorporarse al espacio virtual. Además, algunas personas jóvenes que ya habían egresado de los programas, debieron retornar por apoyo y muchos procesos de egreso ya planificados se han retrasado.
«Dentro de mi proyecto de vida estaba programado independizarme este año, pero […] no contábamos con la situación del COVID-19, por eso, fue bastante difícil conseguir ciertas cosas, averiguar dónde voy a vivir, cómo vincularme a una relación laboral, al sistema de salud, al sistema de seguridad social, pensar en los recursos necesarios para mi propia manutención» (Miguel, 24 años, Colombia).
«Nos genera preocupación, tristeza, ansiedad y depresión. En un primer momento nos genera negación de lo que estaba ocurriendo» (María José, 16 años, Nicaragua).
Desde Aldeas Infantiles SOS es nuestro compromiso de potenciar siempre a las personas jóvenes, particularmente en el contexto actual. Sus mensajes, opiniones, propuestas y acciones son una valiosa contribución y un ejemplo de resiliencia, energía y voluntad.
«Lo más bonito que ha pasado en esta cuarentena ha sido poder […] fortalecer lazos familiares, ahora […] estamos mucho más unidos como familia para vencer esta crisis que estamos pasando.» (Favio, 22 años, Bolivia).
«Gracias a esto he llegado a explorar bastantes capacidades propias que la verdad no esperaba poder tener, principalmente por el miedo a exponer algunas cosas, a dar mi punto de vista» (Moisés, 17 años, Guatemala).
Considerando esto, promovimos un conjunto de propuestas para habilitar la reflexión y el intercambio. Fue así como se implementó la campaña Mi voz durante el coronavirus, en la que se difundieron los mensajes de más de cien jóvenes de trece asociaciones nacionales de Aldeas Infantiles SOS, mediante videos inspiradores que encontrarán aquí.
Además, generamos los webinars Juventudes SOS frente al coronavirus, liderados y moderados por participantes de las redes de juventudes de SOS Colombia, Bolivia, Nicaragua, Guatemala y México y orientados a pensar propuestas para el desarrollo socioemocional y la empleabilidad mediante herramientas virtuales.
Por su parte, las asociaciones nacionales han diversificado las acciones de apoyo a los jóvenes que están en proceso de egreso o ya han egresado, entre ellas: apoyos psicosociales, subsidios para alimentación, alquiler y educación, kits de alimentos y bioseguridad, articulación con redes afectivas y de soporte e información sobre apoyos estatales.
Con respecto a las condiciones para aprovechar las posibilidades que ofrece el mundo virtual, se ha mejorado el acceso a dispositivos tecnológicos, con el apoyo los programas Helping Learners y GoTeach de DHL, mediante la donación de 400 equipos. En esta línea, también se ha transitado de la formación presencial a la formación en línea, potenciando el uso de la plataforma Workplace, en el marco de la iniciativa YouthLinks para el seguimiento, la asesoría y la capacitación de las personas jóvenes y la coordinación de procesos de participación.
Como organización, reconocemos la potencialidad que tienen adolescentes y jóvenes para inspirar y acompañar a otros en esta emergencia sanitaria, social, emocional y económica. En este sentido, hacemos un llamado a los Estados y actores clave para redoblar esfuerzos y crear más y mejores oportunidades para las juventudes en cuanto a formación, acceso al empleo y transición hacia la autonomía.
[1] OIT (2020). Informe Mundial sobre el Empleo Juvenil 2020. Desempleo, informalidad e inactividad asedian a los jóvenes en América Latina y el Caribe. Recuperado de: https://www.ilo.org/americas/sala-de-prensa/WCMS_738631/lang--es/index.htm
[2] OIT (2020). Informe Mundial sobre el Empleo Juvenil 2020. Desempleo, informalidad e inactividad asedian a los jóvenes en América Latina y el Caribe. Recuperado de: https://www.ilo.org/americas/sala-de-prensa/WCMS_738631/lang--es/index.htm
[3] OIT (2021). Observatorio de la OIT: La COVID‑19 y el mundo del trabajo. Séptima edición. Estimaciones actualizadas y análisis. Recuperado de: https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---dgreports/---dcomm/documents/briefingnote/wcms_767045.pdf
[4] CEPAL-UNESCO (2020). La educación en tiempos de la pandemia de COVID-19. Recuperado de: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45904/1/S2000510_es.pdf
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